dilluns, 14 d’abril del 2008

Llegada a Sallem

Después de un largo viaje, por fin llego a Sallem. La suerte está claro que no me acompaña, sigue lloviendo a "bots y barrals" como decia mi madre. La buena mujer siempre estaba con las expresiones de su Catalunya natal. El hecho de cruzar el Atlántico no le robó sus raíces, incluso es más, muchas de esas bonitas frases y costumbres me las transmitió a mi.

Me dirijo a lo que parece el único hotel del lugar. Supongo que será en el que Tom me ha hecho la reserva, sinó no me parece que tendré que dormir al raso, a estas horas de la noche no se ven muchas mas luces en esta sombria ciudad, y la gente no suele ser muy amable con los extranjeros.

Sallem, por lo que parece, es un ciudad triste, gris, poco amable. De esas que no invitan a pasear por sus plazas y calles. La verdad es que me encontraba mucho más cómoda en la selva, con mis botas, llena de tierra y sin preocuparme de si la raya de las medias está recta por detrás, que estúpida prenda de mujer.


Al entrar en el hotel, ¡cual és mi sorpresa al ver reunidos a mis amigos del instituto! Casi todos estan aquí, Sayid mi gran colega profesor de historia, John que creo es investigador privado, Mike que bien seguro seguira con sus turbios negocios, solo creo que faltan Vincent que de bien segro habrá seguido su camino en lo oculto y finalmente Tom, al que supongo que veremos mañana.

Me acerco afectuosamente a saludarlos a todos, ¡hace tantos años que no nos reuniamos! Acabamos la velada explicándonos como nos va la vida y me doy cuenta que todo sigue igual, parece que el tiempo no haya pasado para nosotros y eso me reconforta. Finalmente somos los que cerramos el bar, aunque tenemos la extraña sensacion de sentirnos constantemente vigilados y eso que estamos charlando amigablemente en un bar sin armar jaleo.


Una vez ya en mi habitación, empiezo a sentir un escalofrio que recorre lentamente mi espalda, hay algo que en esta ciudad no esta bien, lo noto en el aire. A duras penas logro dormirme cuando me despierta un resplandor por debajo de la puerta. ¿Eso que huelo es humo? Me levanto rapidamente, me visto, recojo todas mis cosas y me inclino debajo de la puerta. Sí, sí ¡eso es humo! A quatro gatas abro la puerta, provando que la maneta no arda antes.

Al final de pasillo veo una fuerte llamarada y detrás, aparece uno de los hombres que nos estaba observando en el bar del hotel de forma persistente. Tiene un extraño tatuaje en el pecho y un enorme cuchillo en la mano, ¡ con el que está atacando a John!

Repentinamente Mike sale de su habitación y dispara al extraño en el pecho. Mientras que Sayid, que está al otro lado del pasillo con unos extraños cuchillos en la mano, grita:

- ¡Nooo!, ¡mantenlo vivo! - pero ya era demasiado tarde.


Elda Ishtar